Sobre el pensamiento de Masaru Emoto




Las palabras son vibraciones de la naturaleza. De esa forma, palabras hermosas crean una naturaleza hermosa, palabras horrendas crean naturaleza horrenda. Esa es la raíz del universo.

El pensamiento humano, las palabras, la música, las etiquetas en los envases, influyen sobre el agua y ésta cambia a mejor absolutamente. Si el agua lo hace, nosotros que somos 70-80% agua deberíamos comportarnos igual. Debería aplicar mi teoría a su vida para mejorarla.

Citas de Masaru Emoto[1]

Me di el trabajo de buscar artículos donde se descalifica el trabajo de Masaru Emoto y, la verdad, volví a encontrar información sesgada e incluso absurda respecto de las teorías del japonés. La imagen que ofrecen de su planteamiento quienes lo acusan de estafador y califican su pensamiento como de pseudocientífico, es caricaturesca, burlona y, por lo mismo, muy poco objetiva.
Según mi opinión, el tema es simple: nos encontramos aquí con la vieja y trasnochada pugna entre racionalismo y espiritualidad, ciencia y religión.

Los "dioses" del dinero controlan los Estados



Desde hace mucho, mucho tiempo, los amos del mundo no son los gobiernos sino los dirigentes de un puñado de instituciones financieras internacionales que tienen el monopolio del control del dinero a escala global. Éstos son secundados por los altos ejecutivos de unas cuantas organizaciones internacionales como el FMI, el Banco Mundial, la OCDE, la OMC, etc. Desde ese Olimpo difuso y tenebroso los dioses del dinero dirigen los pasos de los bancos centrales de todo el mundo manejando las políticas monetarias de los países y determinando el valor de la moneda y la estabilidad financiera de los Estados.
En un escalafón inmediatamente inferior se encuentran los mandamases de las grandes corporaciones transnacionales cuyo flujo financiero supera en mucho la riqueza de la mayor parte de las naciones. Estas empresas son, al mismo tiempo, las principales fuentes de financiamiento de los partidos políticos —de todas las tendencias—, así como de los grandes centros de investigación científica, de las universidades y de los laboratorios de ideas o think tank a escala planetaria. Por lo mismo, el poder político se encuentra absolutamente subordinado a los intereses de estas grandes entidades y corporaciones, lo cual las pone por encima de las leyes a que deben someterse los ciudadanos de todos los países.

Australia: Las vacunas obligatorias y el tratado secreto


Por Jon Rappoport
El globalismo es el Nuevo Orden Mundial. No hay ningún misterio en ello. La alianza entre las mega-corporaciones, los bancos y los gobiernos se fortalece constantemente a medida que extienden su poder sobre las poblaciones.
En este artículo usaremos el ejemplo de lo que sucede en Australia para ilustrar un elemento oculto que se puede aplicar a todas las naciones del mundo: el cártel médico actúa al servicio del Nuevo Orden Mundial.
El principio que se aplica es bien simple: si se amplía el grado de obediencia ciudadana en un área concreta, esta obediencia se acabará expandiendo a todas las áreas.
Dicho de otra manera: el truco consiste en crear el hábito básico de la obediencia. Esa costumbre de obedecer, entonces se extiende a la mente subconsciente y lleva a los individuos a obedecerlo todo.
El globalismo y el Nuevo Orden Mundial necesitan la obediencia de la población porque sus métodos son a menudo tan descarados que sólo los robots programados y obedientes pueden aceptarlos.

El Preste Juan y la conexión afgana del misterio cristiano

Según algunas fuentes de la tradición cristiana, en 1165 tres importantes y poderosos regentes de la cristiandad, el Papa Alejandro III y los emperadores de Oriente y Occidente, Federico Barbarroja y Manuel Comeno, recibieron una carta de un enigmático soberano que se autoproclamaba “rey cristiano-nestoriano”. En la misiva el misterioso personaje hablaba de la existencia de un verdadero paraíso terrestre en el que, entre otros muchos tesoros, se encontraba la fuente de la eterna juventud y donde sus habitantes vivían en una felicidad perpetua. Luego, la leyenda le atribuyó a este rey, conocido como Preste Juan, la propiedad de una “piedra mágica” capaz de devolver la vista a los ciegos y hacer invisibles a los hombres. Esta “piedra”, obviamente, nos recuerda al Grial, cuyas historias comenzaron a circular por toda Europa aproximadamente por las mismas fechas, el cual para Wolfran von Eschembach –autor del Parzival–, era una “piedra” caída del cielo (o más específicamente, de la frente de Lucifer, el “portador de la Luz”).

Leyes fundamentales de la estupidez humana, según C.M. Cipolla

La humanidad se encuentra -y sobre esto el acuerdo es unánime- en un estado lamentable. Ahora bien, no se trata de ninguna novedad. Si uno se atreve a mirar hacia atrás, se da cuenta de que siempre ha estado en una situación lamentable. El pesado fardo de desdichas y miserias que los seres humanos deben soportar, ya sea como individuos o como miembros de la sociedad organizada, es básicamente el resultado del modo extremadamente inviable -y me atrevería a decir estúpido- en que fue organizada la vida desde sus comienzos.
Desde Darwin sabemos que compartimos nuestro origen con las otras especies del reino animal, y todas las especies desde el gusano al elefante tienen que soportar sus dosis cotidianas de tribulaciones, temores, frustraciones, penas y adversidades. Los seres humanos, sin embargo, poseen el privilegio de tener que cargar con un peso añadido, una dosis extra de tribulaciones cotidianas, provocadas por un grupo de personas que pertenecen al propio género humano. Este grupo es mucho más poderoso que la Mafia o que el complejo industrial-militar.

La Ciencia Espiritual de Rudolf Steiner (1861-1925)

Rudolf Steiner nació el 27 de febrero de 1861 en Kraljevic, una pequeña ciudad en los límites de Austria y Hungría. Dotado desde su infancia de capacidades clarividentes que le permitieron tener acceso al conocimiento de los mundos suprasensibles, su inmenso genio le capacitó para estructurar y regir su clarividencia mediante el poderoso intelecto del que se hallaba dotado. Toda una cosmogonía, como nunca antes había sido expuesta a la consideración del pensamiento occidental, brotó a partir de la actividad de este gran maestro espiritual de los tiempos modernos. Este saber tomó cuerpo en la enseñanza antroposófica, que dejó sentadas las bases de una verdadera renovación espiritual y cultural de la civilización para los próximos siglos de la historia humana. Steiner comenzó a desarrollar la parte más incipiente de su creatividad en un trabajo de línea filosófica con la obra Verdad y Ciencia, que le valió el doctorado en filosofía por la Universidad de Rostock, a la cual se agregó posteriormente una de sus obras más importantes, la Filosofía de la Libertad. En este libro, postulaba su tesis de que el pensamiento podía llegar a utilizarse como un órgano de percepción del mundo espiritual.

Seis grados de separación

¿Ha oído hablar de la teoría de los seis grados de separación? La idea, propuesta inicialmente en la década del 30 por el escritor húngaro Frigyes Karinthy, se basa en la hipótesis de que para cualquier persona es posible acceder a cualquier otro ser humano sobre el planeta en tan sólo seis saltos. Pongamos un ejemplo. Suponiendo que usted sea A y su objetivo sea llegar a Z (el Papa Benedicto XVI, el presidente de China, Leonel Messi, etc.), no necesitará más que seis pasos intermedios del tipo A conoce a B, que conoce a C, que conoce a M, que conoce a P... que conoce a Z. Así de simple. Imagínese las consecuencias de ello.
Haga la prueba (sin recurrir a las redes sociales en Internet) y verifíquelo por usted mismo. No falla nunca. Por supuesto, si Z fuese el Dalai Lama y quisiéramos enviarle un libro de regalo tendríamos que convencer a B, a C, a M y a P que se vayan transmitiendo el paquete unos a otros para que éste llegue finalmente al exiliado líder espiritual del Tíbet. Pero ese es otro cuento.

¿Quién sueña a quién, Dios a los hombres o los hombres a Dios?

¿Quién sueña a quién, se preguntan los sabios hoy en día: Dios a los hombres -como han pensado y creído, desde la más remota antigüedad, generaciones y generaciones de seres humanos- o los hombres a Dios, como parece ser que creen (o quieren creer) tantos hombres de ciencia, filósofos y pensadores ilustres del presente? ¿Es la existencia de Dios una creación de la mente humana? Esta es la interrogante que se extiende como una mancha de petróleo por ese vasto océano de incertidumbre en que vive el hombre del presente.  
¿Existe Dios? ¿Es la sola idea de un Ser Supremo únicamente un ardid de la mente humana para procurar encontrarle un sentido a su propia existencia? ¿Representa la idea de Dios sólo el miedo del hombre a morir, a la cesación del ser que representa la muerte? ¿Qué hay detrás, entonces, del cimbreante misterio de la vida? ¿Y qué detrás de las estrellas, del espacio infinito, más allá del tiempo...?

La letanía contra el miedo

Hay dos fuerzas primordiales en el universo: el Amor y el Odio. Estas dos fuerzas expresan dos principios cósmicos contrapuestos, el de la afirmación y de la negación, la simpatía y la enemistad, la armonía y la lucha, la guerra, la oposición. Todo el universo está construido siguiendo la pauta de esta tensión permanente entre una y otra fuerza arquetípica. En la vida humana ambas se expresan a diferentes niveles. El hombre ordinario vive su vida poseído por estas dos fuerzas, es impotente ante ellas. Por el contrario, el “hombre despierto” es dueño y señor de su destino. Se instala en medio de la lucha proveyéndose de estas fuerzas para la sublimación de sus capacidades y la coronación de su voluntad. Esto es, para la vida superior.
Todo cuanto el amor, en sus diversos grados, despierta en el hombre es confianza, seguridad, bienestar. Por el contrario, allí donde el hombre percibe odio, animadversión, antipatía, se encienden las alarmas que señalan el peligro. El miedo se instala en el alma humana cada vez que ésta percibe el palpitar del “odio”. Allí donde el “odio” actúa hay un riesgo para la integridad humana, pues éste es siempre destructivo, nocivo, tóxico. La respuesta natural al odio es el miedo, la turbación, la desconfianza.

La magia del mundo: la sinfonía del Dios encantado


Un hombre se enamora y expresa su amor declarando que ha sido “hechizado”; luego le presentan a alguien y caballerosamente pronuncia el consabido “encantado de conocerle”. Otro ejemplo: una multitud oye el discurso de un político con el cual se identifica y se dice de ellos que “están fascinados”, o “la gente ha sido embrujada por tal o cual...”. Los conceptos fascinación, sugestión, encantamiento, sortilegio, conjura, etc., y sus derivados, forman parte del vocabulario común que utilizamos en la vida cotidiana. Hasta los más recalcitrantes racionalistas utilizan con desenvoltura vocablos cuyo origen se encuentra estrechamente ligado con el mundo de la magia. No obstante, cada vez que pueden declaran que la magia como tal, es fruto de la superchería, de la ignorancia de la gente, y se declaran escépticos e incrédulos atrincherándose en lo que ellos consideran el verdadero saber: el conocimiento científico y racional del mundo.

Esta mentalidad anti-mágica, racional y cientificista es la que predomina en los medios cultos de las sociedades occidentales. El problema es que se reniega de la espiritualidad con la misma liviandad con que se prescinde de la magia. La idea central de este pragmatismo moderno, de este rechazo por el contenido mágico del mundo, de esta verdadera animadversión por el lado “oculto” de las cosas, tiene que ver con una compulsión, un apremio que lleva al hombre a querer enclaustrarse en la materia. Es un instinto que lo arroja de bruces sobre el espejismo de la realidad sensible y lo incita a cerrar los ojos frente a todas aquellas cosas que no calzan con la explicación del mundo que la ciencia oficial le brinda. Es como si la mente humana intentara escabullirse de algo, de una amenaza que la sobrecoge, que la horroriza. Y es que todo aquello que genera rechazo convulsivo tiene que ver con el miedo. En el caso de la magia y de la espiritualidad es un miedo metafísico, un miedo que atañe únicamente al alma, a la psiquis humana, y que dice relación con una poderosa intuición que le sugiere: “todo lo que está más allá del mundo material pertenece a un ámbito en que se mueven fuerzas en extremo peligrosas, potestades extrañas, infernales...”.